Los perros de Santa Ana, el conjunto escultórico ubicado a los pies de la escalinata que da acceso a esta plaza, nos dan la bienvenida al barrio fundacional de la ciudad. Perderse por sus calles empedradas, detenerse en sus plazas y rincones, visitar sus ermitas e iglesias —empezando por la Catedral de Santa Ana—, contemplar las casas señoriales con sus tradicionales balcones canarios, es hacer un viaje en el tiempo que nos lleva a los orígenes de la ciudad. Vegueta, llena de referencias históricas, también es sinónimo de ocio y cultura.
La Catedral preside desde hace cinco siglos la plaza de Santa Ana. Construida por mandato de los Reyes Católicos, la obra —aún inconclusa— se desarrolló en varias etapas, por lo que en ella conviven diferentes estilos arquitectónicos. Alberga importantes obras de arte, algunas de ellas en el Museo Diocesano de Arte Sacro, ubicado en uno de sus laterales, en torno al Patio de los Naranjos. Desde lo alto de la Catedral podemos contemplar la ciudad y la bahía de Las Palmas.
Cristóbal Colón está muy presente en el barrio de Vegueta. En la ermita de San Antonio Abad, donde una placa recuerda que allí oró el almirante antes de partir al Nuevo Mundo, y en la Casa de Colón. Este museo y centro de estudios americanista nos propone, en un edificio singular, navegar con el almirante, viajar hasta América y conocer la historia de Canarias y su relación fecunda con el continente americano.
¿Cómo vivía la población aborigen de Gran Canaria? Para responder a esa pregunta, nada mejor que visitar El Museo Canario. Situado en el casco histórico, muestra las formas de vida de este grupo humano de origen bereber que habitó la isla desde fechas próximas al cambio de era hasta el siglo XV, cuando se produjo la conquista y colonización castellana. Su sala más conocida es la René Verneau, donde se puede contemplar en sus vitrinas una amplia colección de cráneos y varias momias.
Situado en un edificio histórico de la calle de Los Balcones, en Vegueta, el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) está dedicado a la cultura y al arte contemporáneo. Una de sus singularidades es la vocación tricontinental de sus prácticas artísticas y de pensamiento, que giran en torno a África, América y Europa.
Bulliciosa, llena de comercios y de vida. Y con una interesante muestra de edificios modernistas. Así es la calle mayor de Triana, una vía peatonal que, junto con sus calles aledañas, es uno de los corazones de la ciudad. A Triana se va a comprar, a pasear, a tomarse un helado, a comer, a disfrutar de una buena sobremesa en sus terrazas… Y también al Teatro Pérez Galdós, ubicado en uno de sus extremos, o al Teatro Cuyás, a solo dos pasos.
La plaza de Cairasco, al inicio del barrio de Triana, es uno de los rincones más hermosos de Las Palmas de Gran Canaria. A su alrededor se alza el Gabinete Literario, un edificio histórico de estilo modernista de gran belleza, y el Hotel Madrid, establecimiento emblemático que lleva más de cien años alojando a visitantes de todo el mundo y siendo punto de encuentro de tertulias en su terraza. Este espacio único se ha convertido en muchas ocasiones en plató de cine para producciones nacionales e internacionales.
Un jardín exuberante con una rica vegetación, palmeras centenarias, fuentes y estanques. El parque Doramas, en Ciudad Jardín, es un oasis de tranquilidad y belleza en medio de la algarabía de la capital grancanaria. En él están integrados el Hotel Santa Catalina y el Pueblo Canario, ambos obra del arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre y de su hermano, el artista Néstor. El Pueblo Canario es un complejo arquitectónico compuesto por un conjunto de edificaciones inspiradas en la arquitectura tradicional canaria. Cuenta con una terraza donde sentarse a comer o a tomar algo y donde disfrutar los domingos por la mañana de la actuación de grupos folclóricos.
En 1890 abrió el Hotel Santa Catalina, construido por los británicos, con “el mejor de Europa”. En él se han alojado importantes personalidades y viajeros de todo el mundo. Enclavado en un espacio único y singular, la reconstrucción realizada a mitad del siglo XX dio paso a un edificio de estilo neocanario. El hotel —propiedad municipal—ha experimentado posteriormente varias ampliaciones y reformas para seguir ofreciendo servicios de lujo en un espacio rodeado de jardines y junto al Pueblo Canario.
Productos frescos y locales, frutas y verduras de temporada, quesos y vinos de la tierra. Los cuatro mercados de Las Palmas de Gran Canaria —el Mercado de Vegueta, el Mercado Central, el Mercado del Puerto y el Mercado de Altavista— cuentan con una variada oferta, a la que hay que sumar otros atractivos: edificios emblemáticos —como el Mercado del Puerto, de arquitectura modernista en hierro forjado, o el Mercado de Vegueta, el más antiguo de Canarias— y locales de restauración para hacer una parada para un café o disfrutar de la gastronomía de las islas y de otros lugares del mundo.
Darse un baño, caminar por la orilla o por sus tres kilómetros de paseo, adentrarse en el mar, descubrir algunas de las 150 especies que habitan en este acuario natural, hacer deporte dentro o fuera del agua, jugar en la arena, sentarse en una terraza a comer, tomar algo, comerse un helado, contemplar la puesta de sol… Las posibilidades que ofrece la playa de Las Canteras, una de las mejores playas urbanas, son infinitas, de día y de noche y todos los días del año. Si además coincide con alguna de las fiestas de la ciudad, los fuegos artificiales están asegurados.
Como un secreto bien guardado, más allá de Las Canteras, El Confital esconde un paraíso natural en la misma ciudad. Para los amantes del surf, su derecha es la mejor del mundo. Para quien gusta de disfrutar de la naturaleza, cuenta con varias rutas que permiten descubrir sus valores geológicos, etnográficos e históricos. Está situado en la península de La Isleta, Paisaje Natural Protegido, constituida a partir de las últimas erupciones volcánicas que dieron lugar a la isla Gran Canaria. Tanto la playa como su bahía están consideradas Zona Especial de Conservación.
En uno de los extremos de la playa de Las Canteras se alza el Auditorio Alfredo Kraus, todo un icono de la ciudad y uno de sus grandes escenarios. El edificio, diseñado como “fortaleza que protege y faro que orienta”, es obra del arquitecto catalán Óscar Tusquets. El artista y arquitecto grancanario Juan Bordes es el autor de la intervención escultórica, una recreación de la fauna marina de Las Canteras presente tanto en el interior como en cada una de sus fachadas. En el entorno, el barrio de Guanarteme, paraíso de los surferos, brinda múltiples posibilidades gastronómicas.
A pocos kilómetros del centro de la capital grancanaria, el Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo ofrece al visitante un paseo por la riqueza natural de los cinco continentes y en especial de las islas Canarias. En sus 27 hectáreas está representada toda la flora de la Macaronesia (Canarias, Madeira, Azores y Cabo Verde), uno de los lugares del planeta con mayores especies endémicas. Sin duda, una oportunidad para ver, respirar, escuchar y sentir la naturaleza a pocos pasos de la ciudad.
La caldera de Bandama, a caballo entre los municipios de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Brígida y Telde, tiene su origen en un proceso eruptivo que comenzó hace 5.000 años. Existen dos senderos para recorrerla a pie. Y para completar la excursión a este paraje, el mirador del pico de Bandama, al que se llega por una carretera que serpentea por los viñedos con los que se elabora el vino de Gran Canaria, nos regala una panorámica espectacular de la ciudad, de la caldera y de gran parte de la zona noreste de la isla.
Para defenderse de las invasiones foráneas, desde los inicios de la conquista de Gran Canaria se construyeron fortalezas y murallas en la ciudad. Hoy, el Castillo de La Luz (en La Isleta) y el Castillo de Mata (en el casco histórico), reconvertidos en museos y espacios culturales, son un valioso testimonio de la historia de Las Palmas de Gran Canaria y de su estrecha vinculación con el mar a través de los siglos. De la antigua fortaleza levantada en el mar en San Cristóbal queda la Torre de San Pedro como vestigio en este punto defensivo estratégico.
Desde lo alto de los miradores se puede apreciar la inmensidad del océano Atlántico que rodea una parte importante de la ciudad, la espectacularidad de su puerto, la belleza de sus dos bahías, los barrios que conforman Las Palmas de Gran Canaria, la costa que se prolonga más allá. Subir a la torre norte de la Catedral de Santa Ana o a lo alto de las Casas Consistoriales son otras opciones para disfrutar de unas vistas privilegiadas.
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