El 24 de junio de 1478, un ejército enviado por la Corona de Castilla instaló un campamento militar junto a la desembocadura del barranco de Guiniguada. En torno a ese asentamiento se edificó el barrio fundacional, Vegueta, el germen de lo que hoy en día es Las Palmas de Gran Canaria. El Real de las Tres Palmas fue el primer centro urbano ultramarino de Europa.
Vegueta sigue conservando las huellas históricas de la ciudad. La construcción de la plaza de Santa Ana a principios del siglo XVI marcó el desarrollo urbano del barrio. Concebida como núcleo administrativo y religioso, la ubicación de Catedral y las Casas Consistoriales frente a frente fue un modelo que se repitió en los asentamientos en América, quedando la capital grancanaria como un anticipo de aquel despliegue urbanístico. Y también como una ciudad con un casco histórico único en el territorio español.
En 1492 Cristóbal Colón emprendió una expedición en busca de una nueva ruta hacia las Indias Orientales que se dirigía al oeste cruzando el Atlántico. Durante este viaje recaló en las costas de Gran Canaria para reparar el timón de una de sus naves. De esta manera, Colón unió la historia de Las Palmas de Gran Canaria a América. En tres de sus cuatro viajes, el marino hizo escala en la isla. Desde entonces, la vocación americanista de la ciudad ha sido una de las claves que han determinado su desarrollo.
Canarias siempre resultó golosa para los piratas, especialmente para los corsarios. Estos ataques por mar llevaron a levantar, al poco de la fundación de la ciudad, fortificaciones de defensa. En 1494, el Castillo de La Luz. En 1577, el Torreón de San Pedro Mártir, el Castillo de Mata y las murallas. John Hawkins y Francis Drake intentaron desembarcar, sin éxito, en 1595. Pieter van der Does sí lo logró en 1599. Fue el mayor asalto pirata, y en su huida quemaron y saquearon la ciudad y se llevaron las campanas de la Catedral.
El Puerto de La Luz, el Hotel Santa Catalina, los edificios Elder y Miller, el Club Inglés, el hospital Queen Victoria, la iglesia Anglicana, el Cementerio Inglés, el Real Club de Golf… son algunos de los ejemplos tangibles de la huella británica. Las primeras familias inglesas comenzaron a asentarse en la capital grancanaria a principios del siglo XIX atraídas por su papel como enclave intermedio hacia sus colonias africanas, lugar para comerciar y negociar y también para disfrutar del clima, las playas y los paisajes.
La historia de la capital grancanaria está ligada a su condición de ciudad portuaria. Colón la colocó en el mapa como base de escala y avituallamiento de los buques en su paso por el Atlántico medio. El primer muelle, inaugurado en 1811, estaba situado en la zona de San Telmo, en la ciudad vieja. El 26 de febrero de 1883, la compañía británica Swanston inició la construcción del Puerto de La Luz (hoy, Puerto de Las Palmas) en la bahía de La Isleta, un emplazamiento idóneo por su disposición natural para la actividad portuaria. Se inició así la transformación económica, social y cultural de la ciudad.
A mediados del siglo XIX, Las Palmas de Gran Canaria vivió un periodo de esplendor y progreso. En ese momento nacieron, de la mano de ilustres ciudadanos, tres entidades que perviven hasta hoy en día y que se convirtieron en pilares fundamentales para el impulso de la vida cultural de la ciudad y para la promoción del desarrollo social y científico: la Sociedad Filarmónica de Las Palmas, El Museo Canario y el Gabinete Literario.
La escritora y “reina del misterio” Agatha Christie hizo turismo por Canarias en los años veinte y treinta del siglo XX y se alojó en el Hotel Metropole, uno de los primeros hoteles de la ciudad junto con el Hotel Santa Catalina. Los británicos fueron los primeros en reconocer las bondades y la belleza de Las Palmas de Gran Canaria, y de su mano llegaron los primeros establecimientos y el turismo a Las Palmas de Gran Canaria y al resto de la isla. Hoy, el turismo es el principal motor de la economía de Canarias.
Las Palmas de Gran Canaria es el principal puerto internacional del Atlántico medio y un gran generador de economía y empleo. A través del puerto, la ciudad ha absorbido influencias culturales diversas: los italianos la marcaron como enlace estratégico en sus tránsitos comerciales; ha ejercido de escala de grandes artistas en sus viajes entre continentes; fue base de la flota pesquera internacional que faenaba en el norte de África, y hoy, en pleno siglo XXI, lo es de grandes compañías del sector offshore con operaciones en el Golfo de Guinea. Recibe y despide cruceros con regularidad y mantiene su posición privilegiada para la aproximación entre continentes.
En la actualidad, la ciudad se configura como el principal destino urbano de las islas Canarias. Con 380.000 habitantes, es la novena capital más poblada de España y el centro administrativo, económico, cultural y comercial del archipiélago.
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