La bailarina Lola Jiménez, está actualmente trabajando en residencia en la Sala Insular de teatro, sobre su último espectáculo Los ojos que lloran la boca que ríe.
En esta obra, Lola crea un trayecto para el movimiento, un cuerpo tejedor de hilos invisibles. Una danza que se va descomponiendo por acumulación, danza convulsa, temblorosa, delicada… manos que danzan, serpentean, se transforman, manos mezcladas como lenguas mezcladas, danza que disputa desesperadamente hasta ser engullida.
Una danza escucha del instante: los sentidos, no el intelecto; el asombro, no la razón.