La música ha sido, desde siempre, un compañero inseparable del ser humano. Cada gesto, cada guerra, cada sonrisa, lágrima, crisis, felicidad o tristeza han estado acompañados por una melodía. Es ese elemento invisible que da color al silencio, que pone adjetivos a lo inefable. En este contexto nace Flugelmania, de Chano Gil, un espectáculo que explora un sonido único y poco convencional: el del fliscorno, un instrumento tan peculiar que pocos se atreven a dominarlo.

Instrumentos con huella

Cada época tiene su propia banda sonora. En el pasado, las arpas y los violines dominaban los aires; hoy, las guitarras eléctricas y los sintetizadores marcan el ritmo. Pero en medio de esta evolución, hay instrumentos que, aunque menos conocidos, han dejado una huella imborrable. El charango en Latinoamérica, la zanfona en la Europa medieval o el fliscorno en los ríos del metal son ejemplos de cómo la música se adapta a cada tiempo y lugar.

Un viaje sonoro

Flugelmania es un viaje por esos territorios sonoros menos explorados, donde el fliscorno se convierte en el protagonista absoluto. Este instrumento, con su capacidad para adaptarse a cada nota y cada emoción, es el hilo conductor de un espectáculo que combina estilos, épocas y sensaciones. No es solo un concierto, sino una experiencia multisensorial que evoca imágenes de mares, ríos y montañas, mientras teje historias y secretos que resuenan en lo más profundo del ser humano.

El fliscorno, con su sonido cálido y versátil, se transforma en una voz que parece surgir de la memoria, una melodía que ya suena en tu cabeza, una canción que creías olvidada. Flugelmania es un caleidoscopio de emociones, donde los instrumentos van y vienen, y la formación musical fluctúa según el momento de la historia que se cuenta. Ya sea la historia del fliscorno, la tuya o la de la humanidad, este espectáculo logra conectar lo personal con lo universal.

Entradas

Acceso a las entradas, en la web del Teatro Pérez Galdós.